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Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico: lo que tiras no desaparece

3 de julio de 2025

Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico: lo que tiras no desaparece

Cada 3 de julio se celebra el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico, una oportunidad para reflexionar sobre uno de los símbolos más claros de la cultura del “usar y tirar”. Cada año se producen más de 5 billones de bolsas plásticas en el mundo, y una gran parte acaba contaminando mares, ríos y suelos. Lo alarmante es que una sola bolsa puede tardar hasta 500 años en degradarse, fragmentándose en microplásticos que permanecen en los ecosistemas durante siglos.

El impacto invisible de lo cotidiano

El uso masivo de bolsas de plástico no solo ensucia el paisaje, sino que destruye hábitats, intoxica la fauna marina y afecta la salud humana. Los microplásticos formados durante su degradación entran en la cadena alimentaria y en nuestras propias vidas.

Pero revertir esta tendencia es posible si cambiamos nuestros hábitos y apostamos por la reducción desde el origen.

Tres pasos hacia un consumo responsable

  1. Reutilizar con criterio: prolongar la vida útil de lo que ya tenemos y evitar productos de un solo uso cuando sea posible. Reutilizar es reciclar antes de tiempo.

  2. Rechazar lo innecesario: decidir no aceptar bolsas o envoltorios cuando no hacen falta, ya sea en supermercados, comercios o pedidos de comida a domicilio.

  3. Apostar por alternativas sostenibles: priorizar bolsas de tela, biodegradables o reutilizables, y apoyar marcas comprometidas con la reducción de plásticos.

Un gesto pequeño con poder transformador

Cambiar nuestra relación con el plástico implica actuar desde lo cotidiano: llevar nuestra propia bolsa, elegir productos sin envoltorios superfluos o exigir responsabilidad a las empresas. Cada rechazo individual reduce la demanda global de plástico y envía un mensaje claro: el futuro no puede construirse sobre residuos eternos.

En New Value creemos que la sostenibilidad empieza en los pequeños gestos. Una simple elección en la caja del supermercado puede marcar la diferencia entre un mar lleno de vida o un mar lleno de plástico. Porque el futuro no es —y no puede ser— de usar y tirar.


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