
3 de septiembre de 2025
España avanza hacia una producción y consumo más responsable con la entrada en vigor de la Ley 1/2025 contra el desperdicio alimentario, una medida pionera que busca reducir a la mitad el desperdicio de alimentos antes de 2030. Este cambio legislativo reconoce que combatir el despilfarro no es solo una cuestión ambiental, sino también social y económica, con beneficios directos para las personas y para el planeta.
La normativa establece un conjunto de medidas que afectan a toda la cadena alimentaria —desde la producción hasta la restauración— con el objetivo de prevenir pérdidas y transformar los excedentes en recursos útiles:
Donar antes de tirar: las empresas deberán priorizar la redistribución solidaria de alimentos aptos para el consumo a través de bancos de alimentos y organizaciones sociales.
Restauración sostenible: los restaurantes deberán ofrecer envases reutilizables gratuitos para que los clientes puedan llevarse las sobras, fomentando un consumo responsable y reduciendo residuos.
Productos imperfectos, futuro perfecto: los supermercados estarán obligados a comercializar frutas y verduras con imperfecciones estéticas a precios reducidos, evitando su desperdicio.
Jerarquía circular: los excedentes no donables deberán destinarse a piensos, compost o energía, garantizando que ningún alimento acabe en vertederos.
Multas con impacto: la ley prevé sanciones de hasta 500.000 euros para quienes incumplan las obligaciones, subrayando la urgencia y la seriedad del cambio de modelo.
Más allá de las medidas legales, esta ley impulsa una transformación cultural: valorar los alimentos como recursos finitos, fomentar la planificación de compras y educar sobre la importancia de cada producto. Cada kilo de comida salvado representa menos emisiones de gases de efecto invernadero y menos presión sobre los ecosistemas agrícolas.
En New Value creemos que cada alimento rescatado es una oportunidad de futuro. La Ley 1/2025 no solo previene el despilfarro, sino que refuerza la justicia social, promueve la economía circular y protege el equilibrio ambiental. Construir un sistema alimentario sostenible significa honrar el valor de los recursos naturales y humanos que hay detrás de cada plato.