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Agricultura resiliente: sembrar el futuro en un clima cambiante

9 de septiembre de 2025

Agricultura resiliente: sembrar el futuro en un clima cambiante

Cada 9 de septiembre, el Día Mundial de la Agricultura reconoce el papel esencial de quienes cultivan y alimentan al mundo. Pero hoy, más que nunca, producir alimentos implica un desafío doble: nutrir a una población creciente mientras nos adaptamos al cambio climático. Lograrlo requiere transformar el modelo agrícola hacia uno más resiliente, inclusivo y sostenible.

Por qué la agricultura resiliente al clima es imprescindible

Las variaciones meteorológicas extremas —sequías, inundaciones y olas de calor— ya afectan la productividad global y ponen en riesgo la seguridad alimentaria. Para garantizar el abastecimiento futuro, necesitamos sistemas agrícolas capaces de resistir y regenerar. Sus beneficios son múltiples:

  1. Cultivos más productivos y sostenibles: la innovación en técnicas de riego eficiente, manejo integrado de plagas o fertilización orgánica permite aumentar el rendimiento sin agotar los recursos naturales.

  2. Preparación ante eventos extremos: la diversificación de cultivos y la gestión del suelo fortalecen tanto a las comunidades rurales como a los ecosistemas, reduciendo las pérdidas durante fenómenos extremos.

  3. Reducción de emisiones: prácticas como la agroforestería, la rotación de cultivos y el mantenimiento de suelos vivos capturan carbono y ayudan a frenar el calentamiento global.

  4. Seguridad alimentaria y justicia social: una agricultura sostenible garantiza alimentos suficientes y nutritivos, al tiempo que protege los medios de vida de millones de personas en zonas rurales.

Adaptar para resistir, innovar para prosperar

La agricultura del siglo XXI debe basarse en la diversidad, la eficiencia y la regeneración. Esto implica combinar conocimiento tradicional con innovación tecnológica, promover el uso de recursos locales y fortalecer la cooperación entre productores, científicos y gobiernos.

En New Value creemos que adaptar nuestras prácticas al clima es un acto de justicia ambiental, social y económica. La sostenibilidad agrícola no es una opción futura, sino la única forma de cultivar esperanza en un planeta que necesita tanto alimento como equilibrio.


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