
7 de octubre de 2025
Cada año, el Día Mundial del Hábitat nos invita a reflexionar sobre el estado de los ecosistemas que sostienen toda forma de vida. Más del 75 % de los hábitats terrestres están actualmente degradados o amenazados, y su deterioro no solo representa la pérdida de biodiversidad: compromete el clima, la seguridad alimentaria y el equilibrio que hace posible la vida en la Tierra.
Bosques tropicales: considerados los pulmones del planeta, desaparecen a un ritmo alarmante debido a la deforestación, la tala ilegal y la expansión agrícola. Su pérdida genera un doble impacto: menos captura de carbono y mayor emisión de gases de efecto invernadero.
Arrecifes coralinos: estos ecosistemas marinos albergan una cuarta parte de las especies oceánicas. Sin embargo, podrían reducirse a la mitad antes de 2050 por el aumento de la temperatura del mar y la acidificación de los océanos.
Pastizales y sabanas: esenciales en el ciclo del carbono, están amenazados por el sobrepastoreo, los incendios y el cambio de uso del suelo. Su degradación altera los flujos hídricos y reduce la capacidad natural de regeneración del territorio.
La pérdida de hábitats genera impactos interconectados: altera el clima global, reduce la disponibilidad de agua dulce, incrementa la inseguridad alimentaria y debilita la resiliencia frente a desastres naturales. Los ecosistemas sanos son el mejor escudo contra la crisis climática.
La restauración y la conservación de los hábitats deben situarse en el centro de las políticas económicas y de desarrollo. Esto implica:
Reforestar y recuperar suelos degradados.
Proteger áreas marinas y terrestres críticas.
Impulsar prácticas agrícolas y productivas sostenibles.
Incorporar soluciones basadas en la naturaleza en las decisiones empresariales y urbanas.
Proteger los hábitats es una inversión en el futuro común, en la estabilidad climática y en la salud planetaria. En New Value creemos que el desarrollo no puede medirse solo por el crecimiento económico, sino también por la capacidad de regenerar y conservar los ecosistemas que nos sostienen. Sin naturaleza viva, no hay progreso posible.