
17 de octubre de 2025
Cada 17 de octubre, el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza nos recuerda que la desigualdad no es una simple estadística, sino la historia de millones de vidas suspendidas entre la carencia y la esperanza. Más de 800 millones de personas en todo el mundo viven en pobreza extrema, con menos de lo que cuesta un café al día. Tras la actualización del umbral de pobreza a 3 dólares diarios, millones más han pasado a formar parte de esta realidad.
La pobreza es mucho más que la falta de ingresos. Significa no poder acceder a educación de calidad, atención médica adecuada o vivienda digna. Es la negación de oportunidades básicas y, en consecuencia, de la posibilidad de desarrollo personal y colectivo. Combatir la pobreza implica garantizar derechos fundamentales y promover sistemas sociales más equitativos.
Más de 700 millones de personas no saben si podrán comer mañana. La inseguridad alimentaria es el reflejo más cruel de una desigualdad global que se amplía cada año. Los conflictos, la inflación y los fenómenos climáticos extremos agravan una situación que vulnera el bienestar y la dignidad de las poblaciones más frágiles.
El cambio climático actúa como un multiplicador de las desigualdades. Las comunidades más pobres son también las más expuestas a fenómenos como sequías, inundaciones y pérdida de biodiversidad. Esta conexión entre pobreza y degradación ambiental evidencia que no puede haber sostenibilidad sin justicia social. La transición ecológica debe ser, al mismo tiempo, una transición justa.
Erradicar la pobreza extrema no es una utopía: es una responsabilidad conjunta entre gobiernos, empresas y ciudadanía. Implica fortalecer la cooperación internacional, redirigir inversiones hacia la inclusión y adoptar modelos de desarrollo económico que prioricen el bienestar social y ambiental.
Solo desde una visión integral, donde la equidad, la sostenibilidad y la innovación converjan, podremos romper el ciclo de la pobreza y construir un futuro más justo para todos. Porque la justicia social no es solo un ideal: es el cimiento indispensable de una sostenibilidad auténtica.