
26 de octubre de 2025
A lo largo de las décadas, el cambio de hora se implementó como una estrategia para optimizar el aprovechamiento de la luz solar y reducir el consumo eléctrico. Sin embargo, los patrones actuales de uso energético, el desarrollo urbano y las nuevas tecnologías han transformado por completo su impacto real. Hoy, en la mayoría de los países, este ajuste horario ha dejado de ser una herramienta eficaz de eficiencia energética.
Los estudios recientes muestran que el ahorro derivado del cambio de hora representa menos del 0,2% del consumo total de energía. En algunas regiones, incluso puede provocar un aumento en la demanda debido al mayor uso de climatización o iluminación artificial en determinados horarios. Las diferencias climáticas y culturales hacen que el supuesto beneficio se diluya en la práctica.
El cambio de hora también afecta la salud y la productividad. La alteración en los ritmos circadianos genera desajustes en el sueño, con consecuencias directas en el bienestar, la concentración y el rendimiento laboral. Además, la sincronización forzada de horarios afecta sectores productivos y servicios esenciales, que deben reajustar su funcionamiento cada vez que se modifica el reloj.
Las ciudades modernas concentran gran parte del consumo energético en actividades nocturnas: alumbrado público, transporte, ocio y climatización. Estos patrones urbanos intensivos diluyen el supuesto ahorro que pretendía generar el cambio de hora y demandan enfoques más holísticos para gestionar la energía de forma eficiente.
La sostenibilidad no puede depender de medidas simbólicas. El cambio de hora no sustituye la necesidad urgente de fomentar energías limpias, adoptar tecnologías de eficiencia real y promover una educación ambiental que transforme los hábitos de consumo. Solo así es posible construir un modelo energético resiliente y sostenible a largo plazo.
En definitiva, no se trata de ajustar el reloj, sino de ajustar nuestras decisiones. El tiempo avanza, pero aún estamos a tiempo de aprovecharlo mejor, con conciencia, innovación y responsabilidad.